Mientras dormía un duendecillo se ha sentado en el borde de mi cama, con mucho sigilo…
«schuuuu que no se despierte»
Con su manita pequeña me ha apartado de la mejilla que quedaba descubierta -siempre duermo boca abajo cual rano- un mechón de mi cabello asilvestrado por el sol y el agua del campo, y me ha regalado una caricia suave y delicada…
«te quiero mami, t’estime».
Un beso con sabor a gloria.
Con mucho cuidado para no hacer ruido se ha levantado y como patito ha salido de la habitación.
Yo le observaba por el rabillo del ojo…
De fondo, rápidos y alternados sonidos de los pájaros de la mañana, olores a jazmín y al laurel modesto que siempre está ahí, tras la ventana de esta habitación.
Delicioso despertar…
Dedicado a Inma y a Dani, por esos maravillosos julios en el campo.
Que maravillosos julios!…..
El joven laurel, refugio de las aves más menudas, guardará para siempre entre sus hojas perfumadas, la imagen y el recuerdo de tus dulces despertares…
Directo al corazón. Gracias Dani por hacerlo posible.
Momentos llenos de gozo
¡Como lo sabes Adora! Imagino que tú también estás viviendo muchos de estos momentos. Un abrazo familia
¿Cómo con tan pocas palabras expresas y remueves tantos sentimientos?. No dejarás de sorprenderme Julia.
Recuerda que todos los años hay un julio, pero en nuestros corazones estarás todos los meses del año….
Os queremos!!!!!
Y cada Julio volveremos a la luz de los farolillos… Os quiero…
Dulces despertares, verano, relax,…. eso es parte de la felicidad. Gracias, tus relatos son claves de mis buenos recuerdos
Trasladarte a un buen recuerdo y hacer que lo revises, resientas, repienses y lo revivas… Así es nuestra memoria, sólo hay que encontrar las palabras que abran sus puertas.
Gracias Rosa