El surfista

Una tarde más se calzaba las chanclas y se anudaba a la cintura el pareo blanco con el dibujo de una hoja verde de cáñamo, bajo la cual aparecía escrita en letras minúsculas la palabra “peace”. Por encima, una camiseta comedidamente holgada y desgastada por el uso hacía entrever el bikini de gamas azules a juego con el mar.

Le gustaba pasear por la playa al atardecer, cuando el mar se embravece pero siempre muere suave en la orilla, refrescando los pies con el chapoteo del caminar ligero.

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