Las zapatillas mágicas

Hacía mucho tiempo que no creía en los Reyes Magos.

Todo empezó a los 9 años cuando su primo le reveló la verdad, convirtiéndola -muy a su pesar y con el consiguiente disgusto ocasionado- en una guardiana más del Gran Secreto. Pasaron los años y se transformaron sus creencias, alejándose de las que había heredado de su familia. Ahora estaba casada y tenía un niño que, por herencia, tampoco creía en la magia de los tres reyes.

Pero aquella mañana del 6 de enero le despertaron unos sonidos que provenían del salón de su casa.

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