Cuando sientas el tornado que arrebata tu ánimo, que te saca de tu eje y te deja volteada con los pelos en la cara, desencajada,
entonces, para y… Respira.
Si estás en habitáculos llenos de puertas cerradas, incoloras, uniformes, sin salida, atrapada,
para, respira.
Si hay dolores familiares que te envuelven ahogando los espacios de tu arte, acógelos, no queda otra,
pero respira…
Si tus metas son ajenas y por no ser rara aceptas,
es el momento… Respira.
Cuando te atrapan los enganches laborales, los lúdicos recreativos en forma de polvos o de hierbas o de otras pócimas sedantes,
inténtalo… Respira.
Cuando otorgas el poder a los credos y valores adquiridos, los sociales, los que vienen de linajes, de jerarquías, de amistades, viéndote de arcilla moldeada sin remedio, ¿a resignarse?
Respira al instante.
Si te estresas, te angustias, te comparas, te enfureces, te exiges, te castigas, te fuerzas, te des-cuidas y maltratas…
No lo demores…. Empieza a respirar, ahí está la clave.
En el aire que inspiras, en el que sueltas, él te informa si está frío o calentito, prolongado o se entrecorta, moviendo tu cuerpo en ascensos y descensos, vibrando en los músculos, en tus huesos, respirándote, aliviándote, llenando los alvéolos pulmonares.
Vuelve siempre a tu aire, es tu casa, tu refugio y tu anclaje. Él te dice que estás vivo, no lo apartes. Tú respira… No te ignores…
Es la puerta a tus metas, a tus sueños, tus amores, al descubrimiento de valores, habla de talentos, de sensaciones, es bienestar, la calma, tu alimento.
Respira, ya no fuerces, es tu aire, eres tú… en tu aliento.
El comentario de Julia ...
Querido lector, querida lectora,
Te invito a que, en este preciso instante, dejes de leerme y durante dos minutos observes tu respiración, tal y como se está produciendo, sin intentar controlarla ni modificarla.
(2 minutos)
¿Ha sido corta o larga, superficial o profunda, lenta o rápida, entrecortada o fluida? ¿La inspiración ha sido más prolongada que la espiración o más bien ha sido al contrario? ¿Has notado la temperatura del aire al entrar en el cuerpo y al salir de él? ¿En qué partes del cuerpo la has experimentado, en las fosas nasales, en el pecho, en el abdomen? ¿Cómo te sientes tras estos dos minutos de atención a tu respiración?
La respiración nos conecta con nosotros, nos informa de nuestro estado de ánimo porque cambia si estamos tranquilos o ansiosos, contentos o enojados, si tenemos miedo parece ausente y si estamos felices se vuelve sosegada y profunda. De la misma manera, cambia en sintonía con nuestros pensamientos y con los movimientos de nuestro cuerpo.
Cuando observamos la respiración estamos conectando con el presente, porque cada inhalación y cada exhalación se producen en el presente, dándonos la oportunidad de hacernos conscientes de nosotros mismos.
La respiración, al igual que un ancla que fija el barco al mar para que permanezca quieto más allá de las corrientes, nos sosiega más allá de los pensamientos y emociones que nos arrastran impidiéndonos estar en calma.
Siempre disponible, podemos recurrir a ella en cualquier momento, cuando tengamos un dolor, cuando nos sintamos estresados, angustiados, enfadados, desbordados, o alterados… sólo tenemos que parar unos minutos y observarla, sentirla en el cuerpo, conectando con ella, aceptándola. La mente se calma, el cuerpo se sosiega y todo resulta más claro. Desde la calma podemos afrontar los problemas y la vida con mayor claridad y amplitud de miras.
Para, respira, observa…
Hasta dentro de 15 días.
Que seáis felices.
Julia.
Os dejo un ejercicio dirigido de atención a la respiración, original de Pepa Pérez Blasco (www.psicollages.com).
Respira es una poesia escrita con por Julia
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