Otra vez entre mis dedos, beso tu boca aspiro tu beso. Inhalo tu aliento que me quema a fuego a velocidad de vértigo llegando espeso a este corazón cansado de quererte todo el tiempo.
Cuando siento miedo eres mi respaldo y mi valor, seguro ilusorio, cobijo secreto, amigo sin condiciones que nunca falla cuando me pierdo, mi aval de éxito, el impulso de mis actos y el bastón en el que me apoyo porque mis piernas se volvieron cojas hace tantos años que ni recuerdo.
A veces ingenua te busco para emprender el vuelo, y ascender por la casa, atravesando el techo, los pisos superiores, el quinto, el sexto y del séptimo al tejado y del tejado como trampolín las antenas para dar el salto. Salto a lo alto observando el paisaje urbano, la ciudad que habito desde lo alto, para seguir el ascenso y perderme en el firmamento, consiguiendo en cada beso convertirme en punto negro, agujero vacío sin tiempo sin espacio, todo eterno. Así también te deseo.
Te deseo cada día y si no te tengo muero porque haces de mi aliento y si no te siento pierdo, pero no quiero quererte ni desearte ni anhelarte ni siquiera volver a tocarte… Porque con cada vuelo hay corsés en mi cuerpo, amarras a mis movimientos, me reflejas como estoy en este preciso momento, si busco tu respaldo o si me creo tu valor es porque no los tengo, si en ti encuentro mi impulso entonces es que no me atrevo, insegura sin valor me castigo a cada beso.
Por eso no quiero quererte ni desearte ni anhelarte ni siquiera volver a tocarte… Porque así soy lo que no quiero, y tengo miedo y no me suelto y no soy libre y no me atrevo.
Así me gusta, pasa a la ACCIÓN!!!! Sabes que tienes muchas manos para sujetarte si las necesitas
Muchas manos y grandes corazones. Gracias compañero!
Humos que se evaporan y miedos que nos persiguen,hace falta ser muy valiente para reconocerlos. A por ellos (los miedos)….
Gracias por enseñarme a verlos…
Es increíble ver como unas cabecitas tan pequeñas, puedan darnos grandes lecciones y hacernos aprender cosas que algunos adultos dejamos de tener en cuenta, desde esa etapa infantil.
Este fin de de semana, mi hijo de 8 años también, compañero del cole y su gran inseparable amigo, nos contaba que el lunes su compañero de batallas iba a acudir al cole con gafas porque necesitaba llevarlas, hecho por el que seguramente sería aún más inteligente de lo que era, porque su profe, Gloria, tambien tenia y es listisima. Mi hijo está muy orgulloso del amigo que tiene, «me da igual mamá, yo lo quiero por como es».
Orgullosas nosotras de ellos. Gracias…