Un instante

Qué delicia tomarse un respiro,

Un tiempo que le arrebate a las prisas su acostumbrado quehacer carente de pausas…

Tomar entre las manos el libro que me tiene hipnotizada y me sugiere que reanudemos la entrega, de sus historias en cada frase, en cada escena imaginada, y me hago amiga de las tejedoras y mi historia se funde con ellas. (*)

Qué bueno abrir la ventana y sentir, como una caricia aterciopelada, al viento enredándose en mi cuerpo, poseyéndome la piel, como una amante en el primer encuentro,

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Desamor: Primer minuto.

Por primera vez vio en sus ojos una gélida indiferencia y su cuerpo se estremeció. Las palabras enmudecieron y, en ese preciso instante, supo que la piel quedaría huérfana de sus manos para siempre. Teñido por la angustia de la desesperanza, su corazón se desplomaba, gramo a gramo, en un vacío insondable desconocido para ella, y por primera vez, sintió miedo.

Había llegado el final.

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