Día 15. Nada es lo que parece
A nueve alturas de distancia te me apareces como una cerilla negra con cabecita de nata.
Las olas del amanecer chocan contra las rocas en las que te anclas y un intrépido marinero se acerca para encender el fuego y calentar su taza.
Un ejército de hombres desfila cada mañana a una hora temprana, mientras, las mujeres preparan afanosas las casas.
Con sus sombrillas al hombro como fusiles en danza inician las maniobras hacia el campo de batalla.
Ya no es público cuando lo alcanzan.
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