Mala vida sobrevenida

Se encienden las farolas,
otra noche más.
El tiempo se esfuma en un silencio eterno
a la espera del mal sueño
en la almohada del desvelo.

En las antípodas quedaron
los viajes y las risas compartidas,
los abrazos,
salir a la calle, jugar en los parques,
llenar las terrazas,
gritar a los cuatro vientos que éramos libres.

Y un día vino la vida como una plaga
sin mediar palabra,
se diluyó una mañana y nos vistió

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