¡Que se apaguen los aparatos!
De mi chistera saco el silencio, sin móvil, sin Facebook, sin relojes, sin correos.
La niña que grita esa frase insistente, siempre la misma, repetitiva, en agudos tilines chillones, perforadores, irritantes, gritones.
Sin televisores, callad los motores, las publicidades visuales, a los vendedores, los consumismos insaciables.
Desenchufad la política, los abusos, los debates, las conversaciones inútiles, los parlanchines monólogos andantes, martilleantes.
Que se apaguen mis oídos con tapones impermeables y que entre el mar ¡pata de cabra!
sólo el viento ¡abracadabra!
ni los ladridos del perro, sólo el árbol, sólo el cielo y su eco.
Que entre a mis oídos la luna ligera,
bienvenida serena,
que entre la luz de las velas,
el alba, la brisa,
que entre la hierba.
Sin gritos ni estridencias
que entre el silencio por mis orejas.
Que el corazón se dispare con tu belleza, con tus andares, sin vestimentas,
desnuda, sencilla, callada, atenta.
Que se apaguen los fonemas, las palabras, los mensajes, el disco rayado, el discurso inapropiado…
Ser isla,
desierta,
oír las palmeras, escuchar a la arena, gozar con la noche, bailar con la lluvia, leer un poema…
Callada,
Silente,
Muda,
Desierta…
¿Dónde está el botón del off pa mis orejas?
Se hace la magia y de la chistera: una isla pequeña con forma de oreja.
Cuanto silencio hace falta en nuestras vidas y que poquito caso hacemos a este asunto….gracias por hacerme reflexionar, como siempre 😉
Querida Purita,
de la reflexión a la acción sólo hay un paso, te invito entonces al silencio. Julia.