La base

Observa tus dedos. Déjales hablar. Sin esfuerzo dales vida, que sean libres para imprimir las letras sobre el blanco del olvido.

Olvidaste quién eres.

Que se muevan alegremente en el espacio donde la nada se tiñe de colores con la vida.

Crea.

Parte de una base, no importa si es pequeña o grande, cualquiera sirve para hacer grandes cosas, para darles vida a los sueños, a la nostalgia, a la emoción atrapada, para que tu aliento no sea bala que revienta en tus adentros,

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El colgante móvil de techo

La habitación estaba habitada por pájaros blancos como gaviotas, danzantes al ritmo de las notas y pendientes de unos hilos que les impedían soltar el vuelo, nunca vivido, desde ese rincón de la sala.

Volar, querer volar… cuando los hilos atenazan las alas, y poseen el poder, otorgado por los años, de conferir contadas licencias: contemplar la mirada azulada de la mujer de negro del cuadro, oír el chirriar de las dos sillas milimétricamente dispuestas a ambos lados de la plomiza mesa, respirar el aire salino que el mar devuelve al romper de las olas o escuchar a la nada vitoreando cantos mortuorios que martillean lentamente el corazón.

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