Día 1. ¿Picarán o no picarán?

Ella era una mujer entrada en los cuarenta, vestía con suéter a rayas mimetizada con el mar, horizontales de azul océano y de espuma blanca de mar, y como la espuma pantalones que disimulaban su figura ancha de espalda, llana de posaderas y fina de piernas, nunca con faldas, nunca a lo loco, pero del mar marinera.

Ella estaba hecha de mar, del mismo Mediterráneo que le despertaba cada mañana en la bahía. Todavía no se había acostumbrado al estruendo sonoro de cada ola que se hacía eco de la inmensidad. Cada olita pequeñita “plas clas tras”, resonaba el mar. Cada olita que moría, el “tic tac toc” de su despertar. Muchas olitas, el minutero del mar, la muerte en cada rompimiento, el desvanecimiento su despertar. “Plas plos plas” despierta marinerita, despiértate a la vida con cada muerte del mar.

Todavía no se había acostumbrado al estruendo sonoro de cada ola que se hacía eco de la inmensidad. Cada olita pequeñita “plas clas tras”, resonaba el mar. Cada olita que moría, el “tic tac toc” de su despertar.

Abría su mañana un café y su mar. Sentada en la barca de pescar, echaba la caña, ¿hoy picarán o no picarán? El sol le tostaba y jugaba en la bahía dibujando en la superficie millones de estrellitas brillantes que formaban triángulos perfectamente equiláteros, luminosos de incontables fugaces, saltarinas, discontinuas, parpadeantes neones.

– ¡Aquí estoy! ¡Ahora no estoy! Decían las estrellitas.

Entonces miraba su cañita: ¿Picarán? ¿No picarán?

Sólo quería una estrellita en su anzuelo de pescar.

Su mundo interno era el mar: A ratos, los más, movido como las olas, con sus escarpadas turbulencias ruidosas, pero dejando entrever un universo profundo apenas inamovible y sereno, repleto de la belleza de arrecifes, de peces multicolores y de una amalgama de seres fantásticos que conectaban con espacios estelares.

¿Picarán? ¿No picarán?

– Marinerita, no se pueden pescar estrellitas.

Cada mañana volvía, a pescar con su cañita, a navegar por la bahía.

– Marinerita, ¿para qué quieres una estrellita?

Yo quiero ser estrellita para dibujar fantasías, para ser yo con la bahía, como la ola espumosa y profundidad en cada vida, despertar a quien me mira y jugar con marineras de azules y blancas a rayas que pescan sus estrellitas…

6. ilustrac picaran o no picaran

El comentario de Julia ...

Querido lector, querida lectora,

Con este relato que inicia el “Diario de una marinera”, cobra especial protagonismo el mar, el mar que me vio nacer, del que vengo sin ser pez ni criatura marina, y el necesario retorno de mi caminar.

El mar, ese fiel reflejo de lo que somos, tanto en la superficie como en su profundidad.

Las olas son espejo de los pensamientos y las emociones que nos desbordan, nos alteran, nos enferman y nos sacan de nuestro centro, dirigiendo a su libre albedrío nuestras conductas y lo que decimos. Surgen con las mareas o las corrientes o son provocadas por los vientos, moviéndose descontroladas, caprichosas, sin una dirección clara. A veces son suaves, otras se elevan con fuerza y se vuelven agitadas y ruidosas, igual que los pensamientos que ocupan -como invasores- nuestra mente o las emociones que nos arrastran. El mar nos enseña a observarlas y dejarlas porque es imposible pararlas, no podemos controlarlas ni eliminarlas, así son los pensamientos y las emociones que nos asaltan. Dejarlas ir, que se desvanezcan en la orilla, que se disuelvan, o como sugiere Kabat-Zinn: aprendamos a surfearlas.

Y bajo las olas, la profundidades serenas, espaciosas, silenciosas, eternas, bellas, repletas de vida, de potencial, nuestra esencia.

Así es el mar que me habita.

Un mar que nos dice que todo pasa, que todo cambia, que todo muere, dando paso a un nuevo amanecer que nos despierte.

El mar, el mar… que necesita de las olas para ser mar y las olas lo necesitan para existir, como los pensamientos y las emociones necesitan de la mente y del corazón para vivir. Pero, los pensamientos que no son nuestros, los que no hemos decidido pensar, que no hemos invitado a estar, que se disuelvan en la orilla, dejándonos en paz.

 

Hasta dentro de 15 días.

Que seáis felices.

Julia.

Os dejo un audio para que podáis trabajar estos pensamientos que, como olas, nos arrastran alejándonos del instante presente.

Audio original de Christophe André, tomado de su libro: «Meditar día a día. 25 lecciones para vivir con mindfulness». 2012 (edición en castellano). Ed. Kairós. Muy recomendable y hermoso.

Día 1. ¿Picarán o no picarán? es un relato escrito con por

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2 respuestas a “Día 1. ¿Picarán o no picarán?

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